¡Feliz Año
Nuevo, mis queridos lectores! Bueno, es verdad que esto no pega demasiado a día
de hoy, veinte de febrero, pero espero que me disculpéis, pues os aseguro que
no he dispuesto de tiempo hasta ahora para recostarme en el sofá, encender el
ordenador, y disfrutar de mi hobbie favorito…
Para
celebrar que por fin nos hemos reencontrado, hoy os presento… ¡una película! Hace unos meses la vimos en clase de francés,
y, a pesar de no enterarme de la mitad debido a mi escaso dominio del idioma,
ya se convirtió entonces en una de mis favoritas. Hace poco la pude disfrutar en un
esclarecedor español, y, por eso, ahora puedo hablar sobre ella con un poco más
de conocimiento...
Fue
estrenada en 2011, y está basada en hechos reales. Sus protagonistas se llaman
Driss y Philippe y, a pesar de pertenecer a entornos totalmente opuestos, pues
Driss proviene de los suburbios de París
y Philippe pertenece a la élite parisina, entre ellos irá surgiendo una
amistad muy especial. Mientras que el
carácter fresco, divertido y algo brusco de Driss hace “rejuvenecer” por dentro
a Philippe, éste se encarga de “reeducar” a Driss, introduciéndole en el
ambiente refinado que hasta ahora desconocía.
¿Qué les
llevó a forjar esa increíble amistad? Una entrevista de trabajo de tan solo
unos pocos minutos. A Driss nunca se le pasó por la cabeza que su vida pudiese
dar un vuelco, al colarse en una “ronda” de entrevistas en un palacete
parisino, donde Philippe, tetrapléjico a causa de un accidente, buscaba sin descanso a un asistente algo
convincente, “que no tuviese piedad de él”, según sus propias palabras.
Además de la
trama, muy interesante y original, y la miscelánea musical que se escucha a lo
largo del film, una de las características más atrayentes fue, sin duda, el
humor inocente y a la vez pícaro de Driss, y la ironía de Philippe. Estos dos
elementos formaron un combinado de carcajadas que me hicieron disfrutar desde
principio a fin, especialmente una escena tronchante en la cual Driss, tras ser
sometido a un pequeño “examen” musical por Philippe , se mueve al ritmo de
Earth, Wind and Fire, animando una aburrida fiesta de cumpleaños.
Aunque no
todo son risas y bromas. La película, cargada también de valores y momentos
realmente emotivos, me ha enseñado la cara de la amistad en la que mejor se
demuestran los lazos que unen a las personas: el sufrimiento. Driss siempre
estuvo con Philippe en los momentos divertidos, pero también en los que no lo
eran. Le supo entender y animar cuando lo pasaba mal debido a su tetraplejia, o
a la ansiedad e inseguridades que ésta le provocaba. Por tanto, la película nos
enseña que la verdadera amistad (aunque suene algo cursi) no se ciñe únicamente
a las bromas diarias o a lo superficial, sino que busca algo más, y se agarra a
esos momentos en los que, si no fuera por el otro, uno se derrumbaría.
Por todo
ello, recomiendo “Intocable” a todo aquel que desee pasar un buen rato delante
del televisor, y os invito, como siempre, a que dejéis aquí vuestro comentario o vuestra opinión acerca
de la película.