viernes, 27 de diciembre de 2013

There's nothing in this world i wouldn't do...

Hace unos días entré en el blog, y decidí darle un aspecto diferente. Comenzaba a estar algo cansada de los colores pálidos que  había elegido al "fabricarlo" hace ya más de un año, así que me propuse darle otro aire, más vivo, más fuerte. 
Puede que tal vez vuelva a cansarme de este estilo y  clique en "Personalizar" para cambiar el look de Una pizca de... pero, por el momento, decido probar a ver cómo resulta este nuevo aire...



Estos días han sido muy extraños; sentía, por un lado, una enorme ilusión por la Navidad y las reuniones con familia, amigos... pero también un profundo sentimiento de falta, de tristeza, de vacío... 
Igual que necesitaba un cambio de colores y de tonos en mi blog, necesitaba un soplo de aire fresco para aliviar el estancamiento en el que me sumí desde el fallecimiento del gran amigo de la música.  
Por ello, me decidí a seguir el consejo que Fernando Argenta siempre supo transmitirnos con su ejemplo: la música, ¿recuerdas?
Gama de intensos rojos para mi blog, mezcla de sintonías electrizantes, vibrantes, chispeantes... para mi mp3. Y quién mejor para conseguirlo que el jovencísimo DJ que ya ha logrado el reconocimiento internacional: Avicii.
¿Me he vuelto loca? ¿Cómo es que de repente me entusiasma la música house, de manera tan intensa? No es solo por la necesidad de calmar los ánimos tras la desaparición de una de las figuras musicales más presentes en mi infancia, sino porque, realmente, este joven DJ de apenas 24 años ha conseguido crear canciones llenas de ritmo y magia,  además de contar a la vez con un claro sentimiento y dedicación.
Las canciones de Avicii no solo te transportan volando al sábado por la noche, a una enorme y brillante  pista de baile, a un danzarín grupo de amigos, a un intenso baile sacudiendo las extremidades, sacudiendo los pensamientos de la rutina... Avicii te lleva más allá. Te hace volar alto, reír a carcajadas, sentir que todo es posible, pensar que eres capaz de conseguir lo que te propongas... Avicii te da una descarga de electricidad, te carga las pilas y te anima a superarte a tí mismo. Avicii te lanza hacia el cielo. 
Eso es lo que siento cuando escucho Hey Brother, Wake Me Up, I Could Be The One, Levels... 
Cuando las oigo y mis pies se mueven solos, solo pienso en la frase que titula esta entrada y que consta en su canción Hey Brother: There's nothing in this world i wouldn't do (no hay nada en este mundo que yo no haría...) Nada se interpone en mi camino de conseguir lo que quiero, solo tengo que atreverme a comenzar y "lanzarme a por todas"...
Creo que este descubrimiento de Avicii, que ya se venía gestando hacía algún tiempo, ha conseguido que vuelva poco a poco a disfrutar de la música con la misma alegría y regocijo con las que lo hacía antes de la marcha de Argenta.  No podemos olvidar que él siempre quiso que todos mantuviéramos las ganas y la ilusión por vivir, y eso es lo que está transmitiendo Avicii, lo que pienso hacer...
Podéis encontrar en la mítica web de vídeos todos los singles de Avicii; sin embargo, aquí os dejo la canción que me ha inspirado este post: Hey Brother. Escuchad atentamente el mensaje, o leedlo, y también fijaos en las optimistas imágenes que incluye, y que nos llaman a vivir " a tope". Hagámoslo, pues.




- Liebster Award - discover new blogs! -



De vez en cuando, si no la vida, la blogosfera, te da una gran sorpresa, ya que la bloguera Irene MU del blog Srta. MakeUp me ha nominado a los Premios Liebster. 

Se trata de una curiosa cadena en la que los blogueros nos damos a conocer unos a otros, nominando a blogs de menos de 100 seguidores.
Al parecer, cuando te nominan, tienes que responder a las once preguntas que te ha planteado el blog que te ha nominado, nominar tú a otros blogs, y dejarles caer once preguntas diferentes para que contesten. 

Lo primero de todo, muchísimas gracias a Srta. MakeUp por nominar mi blog a este particular premio. Me ha hecho mucha ilusión y me anima a seguir escribiendo. Me encanta tu blog, y los consejos de maquillaje son de lo más útiles, así que, ¡ánimo!

Ahora intentaré responder a las preguntas de Srta. MakeUp...



1. ¿Por qué un blog y no un videoblog?

La verdad es que creé el blog con la intención de escribir. Me apetecía mucho compartir mis experiencias con el resto del mundo, y pensé que redactar era la mejor forma de hacerlo, pues considero que la lengua escrita transmite mucho más que la hablada. Además, me costaría horrores hacer un videoblog, pues cuando llega la hora de ponerse ante una cámara, no me salen las palabras, y mis mejillas parecen un par de tomates…


2. ¿Cómo definirías el estilo de tu blog?

Como el mismo nombre indica, en mi blog puedes encontrar una pizca de todo… desde mis propias experiencias y recomendaciones, hasta críticas sobre una película, o libro, pasando por mi lista de canciones predilectas. Supongo que es como una especie de diario, en el que además puedo añadir vídeos, como ocurre en los curiosos periódicos de la saga de Harry Potter…



3. ¿Cuándo es tu cumpleaños?


Cada 17 de diciembre me levanto con una sonrisa y me acuesto con otra carta de felicitación encima del armario… ;) 

4. ¿Te gustaría poder dedicarte a algo relacionado con tu blog?

Bueno, pues la verdad es que sí… Todavía no me he decantado por nada en concreto, pero reconozco que sería genial convertirme en una reportera que no cesa de viajar por el mundo o en una crítica de cine… Palomitas gratis, yuhu!!

5. ¿Cuál es tu película favorita?

Uff… si ya me costó elaborar un top 19 de música, sería imposible decantarme por una sola película. Tantos estilos diferentes, tantas vistas, tantas en lista de espera… Si me tuviera que inclinar por un drama, probablemente elegiría La Princesita, película cargada de enseñanzas y reflexiones acerca de la amistad, la infancia y la imaginación, cuya emotividad y sensibilidad consigue arrancar las lágrimas sin previo aviso, y cuya trama te engancha desde el primer momento; por otra parte, si tuviera que escoger una comedia, sin duda, Una jaula de grillos, cuyos estrafalarios protagonistas nos provocan miles de risas con sus divertidos, y a veces absurdos, diálogos y forma de actuar.



6. ¿Quién fue tu primer seguidor?

No recuerdo exactamente a mi primer seguidor, pero estoy segura de que fue o mis padres o mi tía, quienes, desde que tengo uso de razón, me han apoyado en todos mis proyectos, y a los que les debo todo (esto ya se va pareciendo al discurso típico de unos premios, jejeje…)

7. ¿Por qué te apasiona tanto el tema de tu blog?

Desde que era pequeña, me han enseñado a amar todo aquello que te aporte riqueza cultural, que te abra la mentalidad, o que te haga volar más allá, como sucede con los libros, el cine, la música, viajar, vivir lo mejor de cada momento… son temas que me “salen de dentro” y que por tanto hacen que escribir el blog sea uno de mis hobbies preferidos.

8. ¿Tienes algún seguidor que conozcas en persona?

A casi todos mis seguidores les conozco en persona, y esto permite, de alguna forma, personificar esas palabras que escribo en mi blog. Al conocer a mis seguidores personalmente, todo se hace mucho más humano y real… Asimismo, espero llegar a conocer al resto, pues les estoy muy agradecida por el interés que siempre han mostrado.

9. ¿Cuál podrías decir que es tu mayor hobbie?

Primero me comunico, luego existo… Bueno me gusta mucho escribir en el blog, pero disfruto también con una tarde junto a mis amigas, ya sea sentadas en el cine, charlando en un local con buena música, o paseando por las calles animadas de la ciudad…

10.¿En qué parte del mundo te gustaría vivir?

Siempre he sentido unas ansias ilimitadas de viajar y conocer nuevos lugares, pero, si tuviera que establecerme en uno para siempre, probablemente lo hiciera en Nueva York. Aunque nunca lo he visitado, su oferta cultural y sus divertidos rincones me llaman demasiado. Por otra parte, no me importaría disponer de un apartamento en Florencia, o en Roma…

11. ¿Playa o montaña?

Difícil elección… casi toda mi vida he veraneado en la costa asturiana, con unas vistas increíbles y una pandilla de amigos de los que guardo muy buenos recuerdos. Sin embargo, hace nada tuve la ocasión de pasar un fin de semana en Picos de Europa y fue una de las mejores experiencias que he tenido nunca. Aquella calma y paz que se respiraba, junto al aroma de las costillas de ternera haciéndose en la barbacoa, aquel espectacular paisaje iluminado por un cielo limpio y resplandeciente, con el único sonido de los susurros en el albergue y el aleteo de las aves rapaces…


Bueno, ahora nominaré a varios blogs con menos de 100 seguidores...

1- Te invito a un crepe, nos ofrece una preciosa historia ambientada en un dulce verano italiano, cuya magia nos engancha desde el primer momento.

2- Las Amigas de Joserra nos arrancan la risa con sus divertidas anécdotas de una variada y peculiar  pandilla de amigos.

3- Kyvic 100%  nos enseña interesantes tutoriales sobre confección y manualidades, además de numerosos topics para reflexionar, todo ello "subtitulado" al inglés, lo que lo hace muy internacional.

4- Gema Ramos Arte por esa increíble capacidad que solo algunos poseen para hacernos llegar el arte más fresco y visionario a nuestras vidas...


5-  Alégrame El Día, al que he descubierto hace poco, nos plantea una especie de macedonia, en la que puedes encontrar reflexiones con un gran trasfondo, recomendaciones interesantes sobre películas, libros... en fin, un poco de todo, lo que lo hace muy carismático.


6-  Los mil otoños del atardecer por plasmar de una forma tan bella y sincera el apasionado amor que siente por el Universo, por todo lo que nos rodea.



7-  Qué leer si no sé qué leer, blog que descubrí hace muy poco, nos ofrece un agradable paseo entre una rebosante biblioteca llena de libros muy especiales, mientras nos guía a través de ellos con una destreza envidiable...





... que deberán contestar a estas once sencillas preguntas:

1- ¿Cuál fue ese "empujoncito" por el que creaste el blog?

2-  ¿A qué personaje/celebridad te gustaría conocer en persona?

3- ¿Cuál es tu ciudad favorita?

4- ¿Con qué motivo/finalidad escribes el blog?

5- ¿Llevas a cabo algún "ritual" antes de escribir una nueva entrada (tomas algo, te preparas de alguna forma, acudes a algún sitio...)?

6- ¿Qué te llevarías a una isla desierta?

7- ¿Libro de papel o libro electrónico?

8- ¿Cuál fue tu primer concierto? 

9- ¿Te gustaría reunirte con todos tus seguidores?

10- ¿Cuál es tu mayor hobbie?

11- ¿ Alguna vez has pensado en crear un videoblog?


Como pequeña conclusión final, solo espero que este curioso premio pueda lograr su propósito: unir unos blogs con otros para "coser" entre todos una blogosfera mucho más completa e interesante. 


En este largo lapsus de tiempo en el que he permanecido sin escribir en mi blog, he tenido la oportunidad de bucear entre muchos otros, cada cual diferente y único, que me han ido enriqueciendo por dentro poco a poco... a mí, y, por tanto, a lo que plasmo en mi blog.


Desde aquí os animo a hacer lo mismo, y a sumergiros en la blogosfera de lleno, a crear vuestros propios blogs, a interactuar con los demás... es una grata y prometedora experiencia, os lo aseguro.









miércoles, 4 de diciembre de 2013

Homenaje a Fernando Argenta


No sé si son los pájaros, que trinan desde el árbol que acaricia mi ventana, o si se trata de un incesante teléfono que no para de chillar. El caso es que me despierto, y, con pereza, abro los ojos, para dejarme invadir por esta magnífica y esperanzadora luz de un sábado por la mañana.
Tras un sueño reparador, me estiro, y acudo presta a la cocina, donde me espera un gran tazón de colacao lleno de Estrellitas...
Con el pijama aun puesto, y mi cabello enredado, reviso la lista de juguetes que deseo para Navidad, y me acurruco entre mis padres en el salón de casa, ante la tele. 
Tras escuchar la melodía de cierre de alguno de mis dibujos preferidos, como Scooby-Doo o Sandokán, sonrío confortada, pues se avecina mi programa favorito.
¡Ya está, son las doce de la mañana! Tres compositores con aires pícaros atraviesan la pantalla montados en monopatines de colores, mientras la característica canción de El Conciertazo resuena en nuestros oídos.
En seguida, el presentador al que todos los niños admirábamos, Fernando Argenta, se asoma con su cálida sonrisa, siempre bañado de un freso y contagioso buen humor.
Saluda a los "chavales" de los colegios que acuden en masa a ver el programa, y da comienzo al dulce espectáculo.
Van sonando piezas de música distintas, interpretadas por diferentes orquestas, y amenizadas por un grupo de jóvenes disfrazados, quienes nos hacen llegar con imaginación el significado de aquella obra de arte.
También vemos a varios muñecos y marionetas que, rodeados por ese intenso y colorido decorado, charlan animadamente con Fernando y proponen divertidos juegos a los menudos espectadores. Yo misma, desde el salón, participo con entusiasmo en lo que Fernando prepara, y en ningún momento dejo de sonreír, encantada con este mágico programa musical.


Fernando Argenta siempre fue una especie de mago, a su modo. 
Supo hacer llegar la música a todo el mundo, sin excepciones, ya fuese a través de la televisión, con El Conciertazo, o de la radio, con Clásicos Populares
Utilizó para ello todo tipo de hechizos y pócimas: buen humor, sonrisas, complicidad, energía, ilusión, pasión por la música, originalidad...
Fernando Argenta no solo consiguió que amáramos y entendiéramos la música desde muy pequeños; también transmitió, en todo momento, que la ilusión infantil por hacer las cosas ordinarias de forma extraordinaria, es una actitud que siempre conservamos en nuestro interior, y que solo debemos atrevernos a sacar a la luz.
Él lo hizo, y contagió a los demás  su  espíritu juvenil.
Nunca olvidaré los buenos momentos que Fernando Argenta me brindó desde que nací, y espero que algún día llegue a transmitir las cosas de una forma tan viva como siempre lo ha hecho él.


Si algún día os apetece rememorar los buenos instantes que Fernando Argenta nos brindó en El Conciertazo, pinchad aquí, donde accederéis a la página correspondiente de rtve.



martes, 5 de noviembre de 2013

Mi Top 19

Estoy en mi cuarto y escucho tumbada en el sofá mi nueva lista de canciones “Love To Listen…”

En la entrada de hoy, os dejo una especie de ranking con mis canciones favoritas en este momento, y las que, sin duda,  os recomiendo llevar siempre a vuestro lado.

Quién sabe, en cualquier momento puede venir de perlas echar mano a una de ellas, puede que debido a una emergencia “emocional”, o porque queráis desconectar de TODO… (Al fin y al cabo, ese es el gran poder de la música: transportarnos a lugares lejanos donde podemos ser nosotros mismos sin sufrir ningún riesgo…)

Mientras tecleo estas palabras recuerdo la película “Alta Fidelidad”, donde aquel bohemio John Cusack buscaba sin descanso la razón de sus rupturas más dolorosas mientras escuchaba, para consolarse, el único tesoro que nunca le podrían arrebatar, ni siquiera sus excéntricas ex novias: la música, y su magnífico poder…



19- ¿Por qué no despegamos con Avicii? Por ejemplo, con su exitoso “Silhouettes”

18- “Total Eclipse Of The Heart” de Bonnie Tyler nos hipnotiza sin permiso

17- Recuperemos el ritmo con Chaka Khan y su “I’mEvery Woman”

16- “Everybody’s Talkin’”, y Harry Nilsson nos hacen “flipar en colores”

15- Continuemos con “Mr Blue Sky” de la ELO y su electrizante marcha

14- Alegrémonos con los intimistas Belle & Sebastian y su “Funny Little Frog”

13- Una inesperada “Spanish Flea” sesentera inunda el ambiente

12- Neil Sedaka nos recuerda a los Beach Boys con su “Breaking Up Is Hard To Do”

11- Baila por la arena con Jamiroquai y “Virtual Insanity”

10- “September” de la mano de Earth Wind And Fire nos lleva a los psicodélicos 70

  9- Continuamos con  Toto, y su legendaria “África”


  7- Bajemos por un segundo la marcha con “Let Me” de Sergio Mendes

  6- Existencialismo rockero con Queen y “Bohemian Rhapsody”

  5- Prince Phillip Mitchell y “One On One” con un ritmo soul muy chic…

  4- Las Nancys Rubias… ¡”me encanta”! versionan a las rompedoras Icona Pop

  3- Mika nos hace pensar en “happy” con “Live Your Life”

  2- Y se me volvió a colar, pero no puedo evitar a la ELO: “Last Train To London”

  1- Una ultimísima nota: escuchad atentamente a Woody Allen al inicio de “Manhattan”  cuyo telón de fondo es esa magnífica “Rhapsody In Blue”…

Claro que estas son solo mis favoritas. Cualquier amante de la música tiene su propia “lista de reproducción” adherida no solo a su mp3, sino también a sus oídos, su corazón, sus recuerdos…

Aquí os invito a compartir vuestras canciones favoritas del “mundo mundial”; esas que no pueden faltar en nuestro botiquín, esas a las que rendimos culto y colocamos en un altar,  esas que cada vez que escuchamos sonreímos de satisfacción (o lloramos de emoción) porque nos acercan a algún momento mágico que no se nos podrá olvidar, gracias, en parte, a esas voces amigas que comparten con nosotros nuestras penas y alegrías.








domingo, 6 de octubre de 2013

Aquellos "felices" años 20...



Nos encontramos ante un esperanzador sábado por la noche, a mediados de agosto.  Bajo la inmensa cúpula estrellada de Nueva York, la ciudad cierra durante un par de horas, con la única intención de prepararse para la gran apertura.
El calor pegajoso y el bochorno se adhieren a las paredes de las estrambóticas mansiones de Long Island, mientras sus sofisticados inquilinos se acicalan ante los  ventiladores  de  estilo colonial.                                                                                               
Las mujeres se colocan el último accesorio de moda, y se empolvan una vez más la nariz,  mientras sus maridos las esperan impacientes, con el  Rolls ya ronroneando, y pensando en la fiesta que esa noche les espera, con los brazos abiertos, en el hogar del hombre más misterioso de la ciudad que nunca duerme.
La noche, despejada y calurosa, se presenta inmaculada y tranquila, tras un  tortuoso día repleto de trabajo, bullicio, ruido, finanzas…
Sin embargo, la pausa de un par de horas entre el agobio de la jornada pasada y la apertura de la velada venidera llega a su fin, pues el reluciente Rolls, tras abrirse paso entre las sofocantes avenidas de Nueva York,  ya atraviesa las enormes verjas de hierro del “humilde” hogar de aquel extraño anfitrión…

Un, dos, tres… Are you ready?
Las luces alocadas y parpadeantes cual arcoíris rebelde poseen en ese momento al inmenso palacete.
Un “dudoso” descendiente de Beethoven dirige flamantemente la chispeante Rhapsody In Blue,   cuyo telón de fondo son los fuegos artificiales más estruendosos jamás vistos.  
Un público desmadrado, febril,  llevado al límite de la histeria por los cantantes de jazz y la espuma de la playa privada.
Serpentinas. Confeti. Champagne a raudales.
El Charleston se cuela en la pista de baile, las terrazas, las escaleras de mármol, las cortinas de lino…
Las plumas y lentejuelas, que lucen su brillo en los cuerpos danzarines de las jóvenes,  compiten por ser las más llamativas.
Las risas y voces inundan la quietud nocturna, llamando al camarero para degustar el canapé más original.
Las pomposas estrellas de cine, las altivas celebridades de renombre, los excelentísimos políticos, los más desconfiados gánsteres, los estudiantes más educados…  todos ellos se igualan en calidad de invitados por una noche, dejando en los vestuarios sus rostros artificiales e irreales, y tirándose a bomba en la piscina sin fondo, cuales niños jugando entre risas y diversiones.
Todo es alegría, belleza, y abundancia.

Tan solo una persona de todo el alto Nueva York no participa en la excéntrica juerga.
Se limita a permanecer a salvo en su amplio despacho, su campo de batalla, y desde  una de las torres de su espléndida  mansión, contempla a través de los ventanales la bahía de Long Island. El anillo señorial que porta en su mano derecha se estira, asomándose al exterior, y, sin hacer caso a la fiesta, intenta alcanzar la luz verdosa que se dibuja en el horizonte, proveniente del otro extremo de la bahía.
“Esa luz… ese parpadeo…” no cesa de pensar.
Pero el rostro del anfitrión se torna nostálgico y pesaroso, pues, aunque lo intenta de todas las maneras y su intención es buena y optimista, en el fondo debería saber que jamás podrá recuperar esa brillante luz, a la que algún día amó y tuvo entre sus brazos.
Piensa con ansias que podrá volver a vivir lo pasado, volver a ver a su querida luz verde, o hacer las cosas de otra manera, como si nada hubiese ocurrido en esos cinco años.
Sin embargo, aunque nuestro anfitrión  tiene grandes expectativas, no es consciente de que nunca podrá ignorar el transcurso del tiempo, de que no podrá echar por tierra lo que ha sucedido en su ausencia, de que ya no podrá cambiar lo que hizo…
Aunque él esté dispuesto a intentarlo, el mundo gira y avanza, y él solo es un esclavo, una sombra de lo que ya ha sido.
Aunque su mano trata de alcanzar con esfuerzo la luz parpadeante, pensando en revivir los momentos junto a ella, Gatsby solo es un vago recuerdo del pasado.

Numerosos críticos han tachado El Gran Gatsby de excesiva, saturada de colorido, o demasiado estrambótica. Sin embargo, ¿quién se imagina esta carismática obra como una simple película dramática, de las que se filman ahora, sin intensidad, sin calidez, sin ritmo, repleta de imágenes tristes y oscuras? Yo no, desde luego. Para mí, esta película debía de ser exactamente como se ha hecho: llamativa, luminosa, repleta de colores vivos que reflejen esa forma de vida de Long Island, llena de escenas cargadas  de intensidad y tensión, en fin, un espejo de la excentricidad y superficialidad de la forma de ser de los años 20.
Creo que Baz Luhrmann ha creado una gran película, pues no solo la forma en la que la ha planteado, sino también en los recursos que ha utilizado. La música moderna de cantantes como Lana Del Rey o Will.I.Am, unida al Charleston y al Jazz, ha conseguido crear una miscelánea de lo más interesante, para dotar a la película de mayor chispa.  Además, Luhrmann ha elegido a los actores ideales, pues, repletos de personalidad, adoptan sin problema los rasgos de su personaje. Así pues, Leonardo DiCaprio es el elegante e ingenuo señor Gatsby; Joel Edgerton, se ve en el perfil rudo y egoísta  de Tom Buchanan; Carey Mulligan se convierte en la dulce  y frágil Daisy; Tobey Maguire, al que encajábamos en el disfraz del hombre araña, ahora nos muestra su cara más dramática, unas veces irónico y amistoso, otras frustrado por la superficialidad de la sociedad…
En fin, la nueva versión de El Gran Gatsby es una de las películas que más me han emocionado, y que sin duda alguna recomiendo a los amantes del cine inteligente y las obras memorables.
Ahora solo me falta compararla con la versión de Robert Redford y Mia Farrow, que muchos ponen por las nubes…

Sin embargo, DiCaprio y su perfección ante las cámaras, su mirada irresistible y turbadora, su sonrisa espléndida… ¡Oh, DiCaprio, mi eterno DiCaprio!






  

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El resorte del verano


No tenía en mente levantarme de la toalla, pues nada me empujaba a ello. El rojizo sol del atardecer y la refrescante brisa marina me adormilaban sin quererlo, sumergiéndome en un profundo e inevitable sueño veraniego.
Mis dedos comenzaron a surcar las curvas que dibujaba la fina arena a mi alrededor.  Cuando intenté agarrarla, los dorados granos se me escapaban con asombrosa rapidez, así que aproveché para dibujar con esa cascada cualquier imagen somnolienta que invadiera mi mente.
Delante de nuestras toallas y bolsas playeras, cada cual de diferentes colores, se dibujaba un paisaje abrumador.
El sonido de las olas que rompían en la orilla era  la mejor música que podrían escuchar nuestros oídos, digna del mismísimo Apolo. El inmenso peñón, máximo protagonista del pueblo,  lucía con la pleamar su espléndido perfil, custodiado por enormes y puntiagudas rocas, donde las desafiantes gaviotas nos  advertían con sus graznidos de que ahí reinaban ellas…
Con este magnífico paisaje ante nosotros, enmarcado por los pedreros que separaban nuestra playa del resto del universo, y el sol del atardecer poniéndose a nuestras espaldas, esperábamos con parsimoniosa tranquilidad a que se hiciera de noche, tumbados sobre nuestras toallas.
Nada en este mundo nos hacía más felices, ni nos reportaba tanta paz, como presenciar las últimas horas del día en nuestra pequeña pero  grandiosa playa.
De repente, él me miró, y, como si algún tipo de resorte se hubiese encendido a la vez en nuestras mentes, ambos nos levantamos de un salto y, riendo por la rareza de la situación, dijimos a la vez:
- Aprovechemos…
Volvimos a reír, mientras los demás nos miraban, desde el suelo, extrañados.
- Carpe Diem, chicos, ¡Carpe Diem…! puede que no volvamos a vernos el año que viene, o que, simplemente, cambiemos, que ya no seamos los mismos que ahora, que en este momento, que en este único y precioso segundo…
Mientras mi sombra se movía silenciosa en el suelo, mis ojos clavaban su mirada en los de él, en los de todos…
Unos instantes después, como si mis palabras hubiesen desoxidado ese resorte en los demás, todos se levantaron de un salto, y comenzaron a caminar por la arena.
El resorte de la ilusión, de la magia, de la espontaneidad… el resorte que solo se activa en  verano, junto a tus amigos, tus sueños, tu sensación de libertad… que segrega unas inmensas ganas de pasarlo bien, y de no pensar en otra cosa, ese estupendo resorte que te carga las pilas para comenzar otro arduo año de adolescencia… ese resorte se iba a pegar el chapuzón más increíble del verano.
Comenzamos a correr con ganas por la playa, como locos, espantando a las altivas gaviotas, y dejándonos llevar por el salvaje viento del Norte, hasta mojar los pies en la fría agua del Cantábrico.
Ninguno se detuvo. Ninguno.
Absolutamente toda nuestra pandilla se sumergió con ilusión en el mar.
Algunos nadaban, otros gritaban de felicidad, otros se chiscaban con energía, pero todos nos abrazábamos y bailábamos al ritmo de “Seven Days In Sunny June” de Jamiroquai, esa canción hippy con chispeante estilo que a todos nos hacía vibrar de emoción.
No importaba que fuese el último día de agosto, y que no nos volviéramos a ver en un año, porque ese mágico  resorte veraniego que sentíamos por todo el cuerpo nos decía que siempre nos quedará La Isla, sus recuerdos, y sus momentos, sus vivencias inolvidables, y sus amigos, su Cerrillo, y su Furacu, sus “vaques”, y su peñón…







martes, 4 de junio de 2013

¡Oh, Venecia...!


El avión aterriza  suavemente en el aeropuerto Marco Polo. Las luces del atardecer se cuelan por la minúscula ventanilla. Turquesa, naranja, añil… son los diversos colores que, a la fuga de la paleta del virtuoso, casi divino Tintoretto, envuelven en un cálido abrazo a Venecia, la Gran Venecia…
Al atravesar las enormes puertas blancas del Marco Polo, como si de un palacio se tratara, me dirijo presurosa a la orilla de la laguna, y la admiro con los ojos abiertos de par en par. Es verdad lo que dicen, resulta tan bella como inmensa… envidio a las gaviotas que, libres y caprichosas, sobrevuelan las calmadas aguas que circundan e inundan la ciudad encantada.
Tras encerrar el embelesador paisaje en mi caja de los recuerdos, tomo un taxi que me acerca a mi ansiado destino surcando velozmente la laguna…


Llego a la Plaza de San Marcos, y la belleza me golpea sin previo aviso.  
Allá donde dirijo mi mirada veo algo que no hace más que emocionarme.
El imponente león alado, símbolo de la gloriosa república veneciana, me saluda con un majestuoso aleteo de bienvenida; la Torre del Reloj se erige firme y gallarda, marcando su posición privilegiada en el corazón de la plaza; la Basílica resplandece junto al Palazzo Ducal con la luz marchita del atardecer, recordando lo que un día fue la grandiosidad del poder del dux; los “procuratie” han sustituido a los nobles procuradores venecianos por cientos de turistas que, embelesados al igual que yo ante el fastuoso escenario que nos rodea, apuran  el crepúsculo en las terrazas que más bien parecen distinguidos palcos salidos de la Fenice...
El reloj marca las nueve y, sucumbiendo al síndrome de Stendhal,  me dirijo al Palazzo Soderini, que albergará mis noches en Venecia. Antes de desaparecer en las laberínticas calles de la ciudad, me detengo a escuchar los lamentos que se escapan por las centenarias rendijas del Puente de los Suspiros, donde los prisioneros del dux contemplaban su ciudad por última vez, antes de hundirse, para siempre, en las tenebrosas mazmorras subterráneas del Palazzo Ducal.
Entregada a Morfeo, se cuelan en mis sueños los llantos del niño Vivaldi, bautizado en la cercana iglesia del campo Bandiera e Moro, que poco a poco se transforman en notas armoniosas que recrean en mí la primavera más hermosa que jamás haya escuchado.
Ya es por la mañana, y, plenamente repuesta y llena de energía, paseo por el jardín del palazzo y me siento a desayunar un delicioso manjar, mientras escucho el gorgoteo de la escultural fuente renacentista de mármol, que preside el patio arbolado del palazzo.
Mis pasos se dirigen ahora, y con seguridad, hacia el puente más antiguo de la ciudad que atraviesa el Gran Canal, el Puente Rialto.
Los antiguos mercaderes, que enriquecieron la ciudad con sus artículos de lujo, han cedido su espacio a los talleres actuales de joyas, cristal, y souvenirs; sin embargo,  aún su espíritu y sus voces se dejan escuchar, si agudizo el oído y me detengo un instante entre la multitud que, cámara en mano,  invade el puente veneciano. ¡Ay, si Antonio, Bassiano y Porcia levantaran la cabeza!
Huyo del ajetreo estrepitoso del Puente Rialto, y me refugio, como no podía ser de otro modo, en una preciosa góndola decorada en su mástil  por hábiles manos, que le supieron insuflar vida en forma de grandiosa ave fénix. Enriquecida a su vez con suntuosas telas granates, y confortables almohadones con brocados de seda.
Cuba, el bello gondolero sefardí, me acomoda con galantería en la nave, mientras que, con su sonrisa, consigue que me sienta como la reina de Saba.
Mientras hunde el remo acariciando las aterciopeladas aguas del canal, su melena rubia al viento, su voz, y el frescor de la brisa marina sobre mis mejillas me adormecen ante tanta maravilla.
Ante nosotros se dibujan las siluetas de coloridos palazzos ornamentados con toda clase de figuras, frescos, columnas… 
 
Cuba parece leer con su aguda mirada mis pensamientos, pues, para hacer de este dulce paseo un postre inolvidable, comienza a narrar una antigua e interesante historia sobre sus antepasados judíos, quienes se vieron obligados a vivir en el primer gueto del mundo por las autoridades caprichosas de la ciudad.
El relato de Cuba me conmueve profundamente, al imaginar a los cientos de familias judías quienes, con amplia amargura, se vieron avocadas a precipitarse sin remedio hacia su irrevocable destino. 
Llegamos a Cannaregio, donde se ubica el antiguo gueto judío, y me despido de Cuba con una amistosa sonrisa dibujada en el rostro.
Las ansias por descubrir este “sestiere” tranquilo  y misterioso, me golpean en el pecho con fuerza, la fuerza de la emoción.
Llego hasta el Campo dell’ Abbazia, donde se puede escuchar la brisa veneciana acariciando las regias paredes de la Scuola Vecchia della Misericordia. Apoyada en estas blancas paredes, cargadas de la sal que el viento trae consigo, me dejo llevar por el embrujo de este lugar hasta entornar ensimismada mi atento mirar. Tan solo consigue despertarme el creciente murmullo de un grupo nutrido de doctores judíos quienes,  ataviados con sus particulares vestimentas oscuras, acuden presurosos a la iglesia secularizada. Al igual que ellos, respiro hondo para recoger el sabor salino del aire, y retomo mi paseo por la Gran Venecia.
Al caminar junto al ya decadente hogar de Tintoretto, juro escuchar con claridad las pinceladas enérgicas que el muchacho veneciano dibuja sobre sus lienzos de seda, a la que debe su conocido nombre, mientras la luz inspiradora del cinquecento brilla sobre su dramática figura.
El sol comienza a resbalar por los tejados de los palazos, a la orilla de los canales, dirigiéndose hacia el fondo de la Laguna perezosamente. Por ello, dirijo mis pasos hacia San Marcos, allá donde comenzó mi largo paseo.
Sin embargo, al girar la esquina de uno de los callejones de Castello, noto que no estoy sola en estos lares. En efecto, un asombroso personaje descansa sobre un pequeño pedestal, a escasa distancia de mí. Un antifaz de terciopelo granate esconde la secreta identidad de quien con garbo lo porta; el fino maquillaje que le cubre denota sus rasgos puramente itálicos; el silencio de su quietud me provoca un leve estremecimiento, y las telas que lo arropan ofrecen a las miradas curiosas una gama diversa de los colores más vivos que existan.
De repente, la majestuosa estatua abandona su pose, incluso su pedestal, para caminar con encanto sobre el suelo empedrado, cobrando, de este modo, un hálito de vida inesperado que me hace dar si no uno, dos saltos de sorpresa y agrado. Justo en este instante, la estatua rebelde gira sobre sus revividos talones para echar a correr sin cansancio en mi dirección. Como si a mi lado una pistola de fogueo se hubiese disparado, yo también agilizo mi paso, volando sobre los puentes y los palazzos. La ágil escultura no cesa su carrera, y, tras de mí, apura el paso, como si desease cazarme lo antes posible. Yo no me rindo tan fácilmente y alzo la vista en busca de un refugio. Y allí lo encuentro. Si mis ojos agotados no me engañan, un jardín de ensueño se extiende ante nosotros. Atravieso sin demora sus verjas de hierro, y acelero mis zancadas entre arbustos, tierra, y ramas. Sé que aún la estatua de bella apariencia me persigue, pues noto su aliento cerca de mí, mientras deja escapar unas risas de diversión.  Sin embargo, éstas no hacen otra cosa más que otorgarme el impulso que necesito para encaramarme a un gigantesco tobogán en el que, inocentes, juegan los niños. Me escondo en su morada poblada por juguetes, y observo, desde lo alto, cómo mi perseguidor se detiene a los pies del columpio. Tomamos aire ambos y, con emoción, compruebo que, detrás del antifaz de terciopelo y de la estatua con pies de liebre,  aparece un atractivo joven veneciano. Antes de darme tiempo a descender de mi guarida infantil y saludarle, la escultura humana me deja con la palabra en la boca, y con un guiño de ojos juguetón en mi recuerdo.
Cuando por fin rozo el suelo, ya está a punto de ceder el día; para reposar después de tan agitada carrera, cual Dafne y Apolo, tomo la resolución de degustar un delicioso gelatto en San Marcos.
Frente al maravilloso corazón de la Gran Ciudad, bajo los últimos rayos del atardecer y con el chocolate fondant deshaciéndose en mi paladar, escucho la maravillosa aria de “Nessun Dorma” de “Turandot”, representada en boca de un talentoso camarero quien, con la mirada clavada en la Basílica, dedica sus maravillosos cantos, no a la hechizada princesa de Puccini, sino a su verdadero amor, que es también el mío: Venecia, la embriagadora y Gran Venecia.
Finalizado este día de sorpresas y emociones, doy la espalda al león de piedra que, descansando sobre su elevado pedestal, hace unas horas me dio la bienvenida.
Ahora camino solitaria y bajo la luz de la luna por las laberínticas calles venecianas, en cuyas vitrinas las presumidas máscaras, con atentas miradas, vigilan los andares de los desprevenidos turistas.
-¡Oh, Venecia, oh, Venecia, mátame con tu hechizado rayo de luna, porque si me alejo de ti, moriré de amargura!