sábado, 29 de marzo de 2014

Caperucita en Manhattan

Hace un par de semanas una buena amiga me recomendó el libro  "Caperucita en Manhattan", redactado por la prolífca y genial escritora Carmen Martín Gaite. Con las expectativas muy altas, comencé a sumergirme en el mundo de la pequeña Sara Allen quien, de la mano de la imaginación y la pasión por viajar a través de la lectura, me consiguió emocionar con sus pensamientos sobre la vida y sus ansias por la Libertad y la aventura.


Sara Allen vive con sus padres en Brooklyn, pero ella no es feliz allí. Se siente sola, encerrada todo el día entre cuatro paredes, y agobiada por su madre, quien jamás se separa de su hija cuando salen de casa. Los únicos respiros de Sara son dos. 
Por un lado, los interesantes libros y regalos que le enviaba cuando era pequeña el novio de su abuela, Aurelio, con los que aprendió a viajar a través de su imaginación a lugares hermosos y lejanos, donde ella era la reina. Además, a raíz de los libros de Aurelio, Sara hasta se inventó su propio lenguaje, las farfanías, que eran palabras sinsentido que expresaban diferentes sentimientos que ella no podía explicar, como la sensación de que iba a pasar algo diferente, llamada, para ella, "miranfú". 
Por otro lado, a la actual Sara de diez años le encanta visitar a su abuela los sábados, quien vive en Morningside, Manhattan, y a la que su madre insiste en alimentar a base de tartas de fresa. La abuela, Rebeca, es una mujer fascinante, aventurera, y valiente, que en su juventud fue conocida por el nombre artístico de Gloria Star, y a la que Sara desea ver algún día cantar mientras llevare puesto el vestido verde de sus antiguos años de esplendor.
Un día, decide escaparse aprovechando la ausencia de sus padres un fin de semana. La pequeña Sara se pierde entonces en el metro, y su salvación llega en forma de la misteriosa miss Lunatic, una anciana que se pasea por las calles de Manhattan con un carrito de bebé, y que dice vivir en la estatua de la Libertad desde el siglo diecinueve. Ambas corren diversas aventuras mientras se conocen en profundidad, y llegan a quererse como si fueran familia. Sara de hecho cree vislumbrar en ella dos caras: la cariñosa miss Lunatic y madame Bartholdi, la bella musa que orienta a Sara en su búsqueda de la ansiada Libertad. 
También conoce al señor Wolf, un solitario empresario que ha conseguido crear "Dulce Lobo", el imperio de la repostería. Sin embargo, el millonario Wolf se siente solo, hasta que conoce a Sara, quien le ayuda en sus propósitos de alcanzar sus sueños.

El libro es, sencillamente, magnético. Consigue engancharte desde que abres las tapas coloradas, hasta que las cierras con una lágrima de emoción. 
Cada personaje está detalladamente descrito con el propósito de explicar cada una de las caras de la vida de Sara, de la vida de una fantástica niña encerrada en un ambiente que poco o nada tiene que ver con ella. La cara de la desesperación por huir de lo monótono, de la admiración y el cariño por los seres realmente queridos, de la lealtad hacia los amigos, de la empatía al que no es feliz, de la aventura, del riego que conlleva ser libre... de esta forma la brillante Martín Gaite va dando diferentes pinceladas con su habilidosa mano hasta formar su increíble libro lleno de enseñanzas, sucedidas en las calles de la sorprendente ciudad de Nueva York, y escondidas bajo un lenguaje bello  e inocente.
Es esta belleza teñida de sencillez a la hora de escribir, lo que permite que sea una lectura para todos los públicos, fácil de entender y preciosa de observar. 
Así pues, os recomiendo, sobretodo a los más jóvenes, que deis una oportunidad a "Caperucita en Manhattan", ya que es seguro que os emocionará.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Los misterios de Laura

La verdad es que casi nunca enciendo la tele tras una larga jornada de trabajo, ni me dejo llevar por la quietud del sofá o por el atrayente sopor que emana de los reconfortantes cojines. Sin embargo, los martes, a las diez y media en punto, hago siempre una excepción, casi obligada. Y es que en La Uno, puntual como siempre y envuelta en su gabardina y en su aura de crímenes imposibles, aparece Laura.
"Los misterios de Laura" se ha convertido definitivamente en una de mis series favoritas. Cada episodio de esta trepidante serie policíaca nos muestra el desenlace de un crimen aparentemente imposible de resolver. Sin embargo, poco a poco, Laura (María Pujalte), cuyo apellido "Lebrel" hace honor a su olfato detectivesco, va consiguiendo las pruebas que necesita para hallar al culpable, siempre con la ayuda de su atractivo compañero Martín (Oriol Tarrasón), de su ex-marido y jefe Jacobo (Fernando Guillén-Cuervo), de Cuevas (César Camino), un experto y tímido informático, y de Lydia (Laura Pamplona), una altiva pero eficaz investigadora. Juntos hacen "piña" y dan respuesta a los casos más complicados. 
La serie es, pues, muy entretenida e inesperada, pues el desarrollo de los acontecimientos casi siempre te deja con la boca abierta. En ello contribuye la hábil actuación de los actores, que consiguen dotar a la serie de una marca y estilo propios: la perspicacia e ironía de Laura, el afán paternalista de Jacobo con sus compañeros,  las torpezas de Cuevas, los chistes de Martín... Otro punto a señalar es la música, siempre desencadenante de la intriga y del misterio, y la introducción, que recuerda a las de las películas de la Pantera Rosa o a las de James Bond...
Por otra parte, la serie consigue acercarse al público que está en el salón, al otro lado de la pequeña pantalla, pues se pone en su lugar siendo Laura a la vez una exitosa policía y una paciente madre de dos traviesos gemelos, teniendo problemas "terrenales" como el divorcio de Jacobo, o manteniendo animadas y divertidas conversaciones con su madre Maribel (Beatriz Carvajal), una mujer directa pero muy protectora con su familia. 
En fin, "Los misterios de Laura" es una serie para ser vista e incluida en el "Top 19" de las series españolas del momento, estando ya en su tercera temporada y habiendo sido cedidos los derechos a otros países para la realización de diferentes versiones de la serie, como en Estados Unidos, por ejemplo.
Aquí os adjunto el link a la página web de la serie, para que podáis descubrir a Laura y sumergiros en los entretenidos momentos que nos hace pasar, pues es una buena oportunidad para echarse unas risas y jugar con nuestro olfato y capacidad de deducción...





domingo, 9 de marzo de 2014

Behind The Candelabra



"Te quiero, no solo por lo que eres, sino por lo que yo soy cuando estoy contigo..."
Al final de la emotiva película "Behind The Candelabra", podemos escuchar unas bellas palabras dirigidas a Scott Thorson de parte de Walter Liberace, el magnífico pianista que, con su estrambótico estilo y cercanía al público, dio un giro de 360 grados al show americano.
La película, dirigida por Steven Soderbergh en 2013, ha sido premiada en numerosas ocasiones recibiendo, por ejemplo, dos Globos de oro, y ha sido alabada al mismo tiempo por multitud de periódicos y críticos de cine. Y realmente es una de las películas que más me han gustado del año pasado, junto a "El Gran Gatsby" o "Gravity".
Con un excelente reparto, incluyendo a Michael Douglas, Matt Damon o Dan Aykroyd, y una impresionante escenografía, reflejo de la opulencia y el lujo que retrata magistralmente Soderbergh, la película consta además de un guión realmente emotivo que,  junto a la virtuosa música del showman Liberace, se gana al público desde el primer momento.
El film, en realidad, no nos relata la vida del gran Liberace, sino la relación que mantuvo con el joven Scott Thorson desde 1977 hasta 1982, mostrándonos pues la cara más decadente del estrafalario pianista "kitsch". Es, pues, una tormentosa historia de amor entre dos personas de dos ambientes completamente diferentes, en un momento en el que estaba mal vista la homosexualidad, y durante el cual Liberace tuvo que finjir que, detrás de esas pieles y anillos de oro, solo había un hombre que todavía no había encontrado a la mujer de su vida.
El film nos presenta la cara menos atractiva de la fama, en forma de adicciones, promiscuidad, encaprichamiento, exceso, dependencia, inseguridad... en la que los personajes están sumidos constantemente, y que terminará siendo la causa de su distanciamiento. Sin embargo, también nos enseña que detrás de los lujos que disfrazaban e influenciaban a Liberace, había realmente una persona cariñosa y enamorada de su compañero Scott, en el que confiaba y el único en el que se apoyó al final de su vida. La película me gustó mucho, pues presenta los temas humanos de una forma magistral: la fascinación, el amor, la confianza, la amistad, el desengaño... que reflejan que la humanidad se sobrepone a la superficialidad solo en el caso de las relaciones verdaderas, en las que no hace falta gestos superfluos para demostrar el cariño o la cercanía. 
Debo decir que los dos protagonistas, Douglas y Damon, llevan a cabo un genial trabajo como Liberace y Thorson, hasta el límite de parecer realmente la verdadera pareja de amantes que intentan imitar. 
Otro punto a señalar es la preciosa selección de música que me llegó literalmente al corazón, y que consigue arrancar un par de lágrimas, sobretodo al final del film, un final, por cierto, espectacular. 
En fin, la película me ha entusiasmado en su totalidad, y de verdad les he cogido un profundo cariño a Liberace y Scott, una pareja representante de todas las pasiones y defectos humanos, que nos enseñan, a su vez, lo que es el verdadero amor. 
Aquí os dejo el tráiler de "Behind The Candelabra" con la esperanza de que os animéis a verla, porque, realmente, no os vais a arrepentir, pues es una película para no olvidar. Antes, sin embargo, os reseño las últimas palabras de la película, en las que se refleja el profundo amor que sentía Liberace por Scott, aun obnubilado por su enorme fama y sus numerosas tentaciones:

¿Por qué te quiero?
Te quiero no solo por lo que eres, sino por lo que yo soy cuando estoy contigo.
Te quiero, no solo por lo que has hecho de tí, sino por lo que haces de mí.
Te quiero por ignorar los posibles defectos que hay en mí, y por aceptar las posibles virtudes que hay en mí.
¿Por qué te quiero?
Te quiero por hacer oídos sordos a la discordancia que hay en mí, y por hacer resonar la música que hay en mí, al escucharme con adoración.
Te quiero por ayudarme a hacer de mi vida un templo, no una taberna.
Te quiero porque has hecho tanto para hacerme feliz; lo has hecho sin una palabra, sin una caricia, sin un gesto... Lo has hecho siendo simplemente tú mismo.
Tal vez, después de todo, el amor sea eso, y por eso, te quiero.