Jamás había prestado especial atención al fenómeno Tarantino. Jamás se me había ocurrido echar siquiera un vistazo a una de sus obras maestras, supongo que debido a sus escenas violentas y a la frecuente aparición de su elemento favorito: la sangre, preferiblemente a raudales.
Por ello, cuando nos pusieron Django Unchained (Django Desencadenado) en la clase de inglés, no pude evitar sorprenderme y, a los cinco minutos, pegar un salto en la silla. ¡No puede haber tanta sangre en el cuerpo humano! ¡No es posible!
Las escenas cruentas aparecen por doquier, y más de una vez tuve que apartar la mirada, debido a la explícita y cruda pelea de los mandingos, al ataque despiadado al esclavo fugitivo, a los asesinatos de los criminales, al tiroteo final... Después de todo, ya sabemos que Tarantino no se distingue por defraudar a sus fans con películas suaves y "para todos los públicos"...
Sin embargo, he intentado juzgar mi iniciación al cine de Tarantino (aunque ya haya cubierto el cupo por bastante tiempo) desde otra perspectiva.
La película, a decir verdad, y exceptuando las escenas que evité mirando el reloj de clase, me ha encantado.
Ambientada en el lejano Oeste americano, este moderno spaghetti western narra la historia del esclavo Django (Jamie Foxx), quien es liberado por un cazarrecompensas, el doctor King Schultz (Christoph Waltz). A cambio, el doctor le pide que identifique a unos criminales, antiguos dueños de Django. Tras asesinar a los delincuentes, pues el perspicaz Schultz prefiere llevarlos muertos que vivos, Django y él se asocian durante el invierno para buscar juntos a los forajidos de la justicia, a cambio de que, después, Schultz ayude a Django a encontrar a Broomhilda (Kerry Washington), su esposa desaparecida. Esta búsqueda les lleva a la mansión de monsieur Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), un desconfiado y sádico terrateniente que se erguirá como principal obstáculo entre Django y su esposa, entre Django y su libertad.
Ante la duda de si es ésto un simple western de aventuras (como prefiere llamarlo Tarantino, un "southern"), o una crítica al vergonzoso pasado esclavista americano, el director aclara que, en efecto, pretendía hacer ambas cosas: imitar los admirados spaghetti western de Sergio Leone o Corbucci, y, por otra parte, enfrentar a los americanos a lo que fue su propio Holocausto, la esclavitud.
La película ha sido alabada por los mejores críticos, y ya ha recibido dos Globos de Oro y dos Oscar, en las mismas categorías: Mejor Guión y Mejor Actor de Reparto para Christoph Waltz.
A mí me han gustado especialmente cuatro aspectos que pocas películas consiguen aglomerar: una gran banda sonora, una fotografía impresionante, un guión irónico y brillante, y un reparto de lujo, más que por su fama, por su calidad.
El fondo musical, de gran peso en cualquier film, nos acerca a un verdadero western americano y salvaje, con canciones de Ennio Morricone, Jim Croce, Ray Charles, James Brown... esta mezcla de temas clásicos pero diferentes dota, a la vez, de gran personalidad al film, distinguiéndolo del resto de películas de vaqueros, pues no todos los western contienen una variedad musical tan rica y atractiva.
En lo relativo a la fotografía, es sencillamente magnífica. A lo largo de la cinta se dejan ver montañas nevadas, atardeceres deslumbrantes, plantaciones de algodón inmensas... todo ello supone una explosión de color y belleza que incluso podría compararse con los innovadores filmes de John Ford. El vestuario y la caracterización del lejano Oeste es envidiable, y los inesperados close-up o primeros planos que Tarantino graba para presentarnos a los personajes alimentan la sensación de estar allí, junto a Django (a veces demasiado cerca de Django...)
El guión es lo mejor de la película, sin lugar a dudas, y se merece todos los premios que ha recibido. Tarantino, aunque me parece un fan incondicional de la violencia cinematográfica, he de reconocer que se esmera al escribir sus películas, ya que la ironía, el humor, la inteligencia, y la personalidad se palpan por todas partes, y te dejan, como mínimo, con la boca abierta. Además, cada personaje está desarrollado con una magnífica precisión, ya sea en su forma de hablar, de comportarse, de actuar... Varios ejemplos de ello son el acento alemán del doctor, la incorrecta gramática que hablan los esclavos, las expresiones refinadas de "monsieur" Candie, la actitud hosca de los delincuentes más buscados... Tarantino no da puntada sin hilo, y realmente ha conseguido reflejar con verosimilitud la sociedad del "lejano oeste", creando una de las películas mejor ambientadas que he visto nunca.
Por último, el reparto. Bueno, con solo mencionar el casting ya se explica el enorme éxito de la película: el atractivo Jamie Foxx, el oscarizado Christph Waltz, el tremendo DiCaprio, el veterano Samuel L. Jackson... todos gigantes de la interpretación.
Aunque vuelvo a decir que el film me resultó muy violento, y que hubo partes que no pude resistir, he de reconocer que, para ser mi primera experiencia con Tarantino, éste me ha parecido extraordinario, y que ésta película quizás suponga un cambio en mi forma de ver cine. Recomiendo Django Desencadenado, especialmente la versión original (siempre por encima de cualquier doblaje), a todos los admiradores de Tarantino; a los que dudan si podrían soportar sus fuertes escenas les digo: ¡son todo muñecos, nadie puede sangrar así!